En la casa siempre hubo dificultades económicas, por lo que mi abuela no tenía suficiente dinero para comprarme materiales de dibujo, pero eso no me iba a detener, tomaba los colores y pinturas sobrantes de la clase de arte, dibujaba y pintaba todo lo que veía incluso cuando no tenía papel, las paredes de mi casa fueron mi lienzo. Ahora podía contar mediante cómics todas esas historias que ocurrían bajo mi ventana.
